La música nos transporta a un mundo nuevo donde conectamos con nuestras emociones y podemos perdernos en el tiempo.
La música es considerada el idioma universal, pues tiene la capacidad de ser entendida sin importar el lenguaje, raza, sexo, creencias políticas y religiosas, es capaz de despertar en las personas emociones como amor, dulzura y alegría, pero también tristeza y dolor.
“La música tiene un poder sanador. Tiene la habilidad de sacar a la gente fuera de sí mismas durante unas horas.”
Elton John
La música es un elemento al que podemos acceder con gran facilidad y tiene numerosas ventajas para nosotros, puesto que sirve para mejorar la afectividad, el desarrollo, la expresión y el equilibrio emocional, la manifestación y resolución de problemas o inquietudes, la conducta, la motricidad, la percepción, la autoestima, la comunicación…
Además, influye sobre otras funciones como el ritmo respiratorio, cardíaco y otros ritmos biológicos. También permite disminuir la ansiedad, favorece la conciliación del sueño, nos da energía para hacer las cosas…
Desde hace muchos años se conocen estos beneficios y, por ejemplo, en el caso de los bebés, se recomienda a los padres que les pongan música para dormir o desarrollar algunas capacidades. Igualmente, es beneficioso escuchar música durante el embarazo tanto para las madres como para el futuro bebé.
Por otro lado, tanto la música como sus diversos componentes (tono, melodía, ritmo…) influyen en nuestro estado de ánimo desde que somos muy pequeños, por ejemplo, las nanas que se cantan a los bebés les permiten calmarse, aliviar su disgusto o relajar sus tensiones.
Esta positiva influencia de la música en nuestro bienestar también se manifiesta cuando nos anima a hacer deporte o llevar a cabo otras actividades en los momentos en que estamos perezosos.
Así, a pesar de que los gustos musicales de cada persona son diferentes, y cada individuo siente ciertas emociones con una música determinada, existen patrones generales comunes a casi todas las personas. Así, los timbres agudos activan ciertas áreas de nuestro cerebro y, puesto que hay más neuronas en estas áreas que detectan los tonos agudos que los graves, estos timbres tienden a excitar y tonificar, haciéndonos sentir enérgicos, eufóricos… De esta forma, las notas de una escala mayor, que son más agudas, estimulan el movimiento, la alegría, la expresión de manera externa.
Por el contrario, las notas de menor escala se pueden relacionar con sentimientos de tristeza o con sentimientos muy profundos, lo cual no tiene por qué representar un “efecto negativo” de la música, sino todo lo contrario. Aunque parezca paradójico, cuando tenemos un estado de ánimo bajo, en ocasiones, escuchar música triste nos hace experimentar una sensación de bienestar y placer, al percibir que dicha música está en sintonía con nuestros sentimientos.
Gracias a los efectos de la música en nuestro organismo podemos combatir enfermedades mentales e incluso mejorar algunas dolencias físicas. No importa el estilo que escojamos, puesto que cualquiera será beneficioso.
Nos relaja, quita nuestras penas, nos hace bailar o cantar a los gritos… La música cuenta nuestra historia y nos permite olvidar el pasado.
Su efecto es tal que la necesitamos para vivir más de lo que pensamos. Puede cambiar nuestro ánimo en un segundo y lograr que un día gris se convierta en multicolor.
La música y el estado de ánimo
Los efectos positivos de escuchar música se conocen desde hace muchos años. Ya en la época de los grandes filósofos se cantaban alabanzas musicales para aliviar la tensión.
En las guerras se empleaban ciertas canciones o himnos para desarrollar coraje y confianza en los soldados.
Los eventos deportivos ofrecen música como incentivo y lo mismo sucede en las escuelas: gracias a las canciones se aprenden los números, el abecedario, etc.
Incluso en las tiendas se pone música para incitar a comprar y en los restaurantes para comer más.
En la consulta del dentista sirve para reducir el temor de los pacientes y en los ascensores para no aburrirse tanto.
Por todo esto y mucho más decimos que la música beneficia no solo nuestro estado de ánimo. También mejora la confianza y nos quita el miedo.
Es verdad que cada uno tiene sus gustos musicales específicos. No obstante, existen ciertos estilos “universales” que tienen efectos más que interesantes.
Placer y relajación
El canto de nuestra madre desde que estamos en el vientre y las melodías que oímos cuando somos bebés. O bien aquellas que relacionamos con una experiencia placentera. Son disfrutadas sin excepción por todos.
Cuando oímos ciertas piezas musicales podemos reducir la ansiedad, el estrés y las preocupaciones gracias a sus efectos tranquilizantes o relajantes. Y no estamos hablando solo de música clásica o de meditación, sino también de una balada, el reggae, etc.
La capacidad de ciertos sonidos para disminuir las emociones negativas es extraordinaria. Si bien algunos ritmos están más “preparados” para ofrecernos tranquilidad, cualquier estilo puede usarse en terapias.
La música influye directamente en nuestro estado de ánimo y puede emplearse en cualquier situación y en todo momento. Quizás para sentirnos mejor algunos necesitamos oír canciones movidas y otros precisan temas lentos.
La música, la atención y el sueño
Cuando íbamos a la escuela los maestros nos cantaban ciertas melodías para recordar elementos: los colores, los animales, los países, etc.
Relacionar una información con una canción nos permite recordar los datos con más facilidad. ¡Además es un método muy divertido para aprender!
Por otra parte, hay sonidos que pueden ayudar sobremanera a pacientes que sufren ciertas enfermedades. Así como también a acelerar la recuperación tras una operación, un accidente, etc.
Cuando las personas están deprimidas y tristes es más difícil que se curen de sus dolencias. Por ello la música puede servir de aliciente.
A su vez, escuchar ciertas canciones antes de acostarnos puede propiciar un sueño más relajado y un descanso completo. Si tienes problemas para dormir, no dudes en elaborar una lista de temas tranquilizantes y oírlos mientras estás en la cama.
Mantén los ojos cerrados y respira de manera pausada. De a poco verás cómo el sueño “te va venciendo” y duermes como un angelito toda la noche.
Para la hora de levantarse algunas personas optan por músicas tranquilas y relajadas, ya que después su día será demasiado complicado. Y otras prefieren temas acelerados para despertarse en seguida y activarse de inmediato.
"La música es la vida emocional de la mayoría de la gente".
Esta reduce las hormonas que causan estrés y aumenta aquellas que provocan felicidad. Solo es cuestión de saber elegir las canciones que mejor pueden provocar esos efectos en uno mismo.
Aunque seas fanático del rock o de la música electrónica deberías también escuchar otros estilos. Por ejemplo, el clásico, el jazz o el blues para tranquilizar los nervios y equilibrar los latidos de tu corazón. No olvides el refrán popular que indica que “la música calma a las fieras”.
Los efectos de la música en el cerebro
Los sonidos a los que nos exponemos a diario influyen en nuestra mente. Cuando se trata de una música que nos gusta o es agradable, el cuerpo libera dopamina. También segregamos esta hormona si estamos disfrutando de una actividad placentera.
Entre otros aspectos positivos y emocionales.
Con el tiempo y la repetición la música puede servir para:
Aprender idiomas y fomentar la creatividad.
Tratar enfermedades neurológicas como, por ejemplo, el alzhéimer, el párkinson y el autismo.
Curar ciertos trastornos emocionales: ansiedad, tristeza, baja autoestima, etc.
El baile, la música y el estado de ánimo
Y si la música influye en el estado de ánimo, especialmente de manera positiva, ¡mucho más el baile! La danza es conocida como una de las mayores formas de expresión. Nuestro cuerpo es capaz de decir con sus movimientos lo que nuestra boca no se atreve a mencionar. Y también mejora nuestro estado de ánimo de muchas formas:
Segregamos endorfinas, las cuales nos hacen estar de buen humor.
Nos sentimos satisfechos cuando vemos que se nos da bien.
Se eleva nuestra autoestima.
Libera cortisol, la hormona relacionada con el estrés.
Mejora los problemas de insomnio.
Si bien es cierto que cada uno percibe la música de una forma diferente, fácilmente todos podemos asociar una canción a un estado de ánimo concreto. Al escuchar unas notas, rápidamente las asociamos con la alegría, la tristeza, la rabia o el amor. Así pues, queda en nuestra mano utilizar un tipo de música para según qué emoción o el estado de ánimo que tengamos cada día, o incluso, podemos elegir una canción concreta si queremos que nuestras emociones cambien.
La música nos ayuda a recordar, a sentirnos bien, a encontrar la paz que necesitamos y a elevar nuestro estado de ánimo por encima de los problemas y las preocupaciones que tengamos.
“La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón”
Y como regalo les comparto una lista de canciones para cada estado de ánimo.
Te recomendamos cinco canciones para cada estado de ánimo con traducción en español para que también practiques pronunciación y comprensión. Puedes crear tu propia lista e incluir canciones nuevas según te sientas o te quieras sentir cada día.
Queen – Don´t stop me now
R.E.M. – Everybody hurts
Survivor – Eye of the Tiger
Whitney Houston – I Will Always Love you
Actitud - motivación
Creo en Mi - Natalia Jimenez
Nota importante. Los contenidos de esta publicación se redactan solo con fines informativos. En ningún momento pueden servir para facilitar o sustituir diagnósticos, tratamientos o recomendaciones de un profesional. Consulta con tu especialista de confianza ante cualquier duda y busca su aprobación antes de iniciar cualquier procedimiento.
La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.
(Miguel de Cervantes)
La música es bálsamo para el espíritu.
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